Me siento como un niño,
sin saber que le puedo regalar
en este día del cariño,
a esa bella dama que tanto he de amar.
He pensado en un ramo de rosas,
como se hacía en la antigüedad,
grandes y hermosas,
pero no es suficiente en realidad.
Quizá una caja de chocolates,
de esos que tanto le han de gustar,
rellenos de nueces y cacahuates,
pero tu figura quiero cuidar.
Tal vez un oso de peluche,
grande y esponjoso,
envuelto en hermoso estuche,
pero eso sería muy costoso.
A lo mejor una rica fragancia,
de esas que tanto han de anunciar,
pero caería en discrepancia,
si la misma no le llega a gustar.
Pero analizando mejor la situación,
es solo una fecha comercial,
que si bien nos llena de emoción,
es tan solo superficial.
Lo que importa es un amor sincero,
puro y sin condición,
donde se brinde un verdadero te quiero,
que nazca del corazón.
Nunca esta demás un presente,
pero cuenta más la actitud,
el estar siempre consiente,
que el amor se entrega con rectitud.
Por ello no te ofrezco la luna y las estrellas,
ni cosas del cielo o el mar,
tan solo cosas sencillas,
que tu puedas atesorar.
Te ofrezco un corazón usado,
pero que no sabe fallar,
que en ti ha encontrado,
la fuerza para volver a amar.
Te doy todo mi ser
sin pedir nada en compensación,
un verdadero querer
que te llene de ilusión.
Te regalo una poesía,
llena de locura y pasión,
bañada en la fantasía,
en la cual por ti vive mi corazón.
Julio Rodolfo Garcia Rodas
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