Hay una batalla en medio de las nubes y la noche. Son dos guerreros samurais o algo parecido a decir por las armaduras. Ambos vuelan cortando el aire con sus espadas mientras la música, majestuosa, intenta explicar que presenciamos un evento épico. Lo es. Su velocidad no tiene comparación: más que espadachines son verdaderas máquinas de guerra.
La ciudad, Shinjuku, ignorante de lo que sucede arriba, vive tranquila su cotidianidad. Sin embargo poco a poco las manifestaciones de un mundo paralelo, quizá de espíritus antiguos, quizá de seres sobrenaturales, quizá de monstruos, ¡samurais voladores!, nadie lo sabe, son evidentes: asesinatos y cuerpos hechos polvo por doquier. Y alguien tiene que investigar.
Karas y Mikuras luchan entre sí; los primeros a la defensiva, los otros en plan de cacería insaciable. En la misma ciudad convergen Eko, líder de un plan maligno; Otoha, recién llegado con una misión; Nue, el desertor. La moneda está en el aire y los humanos son la apuesta.
Karas (“Cuervo”) es una serie de 6 OVA de 30 mins. producidos en 2005 por Tatsunoko para festejar sus 40 años en la industria (entre otras series, ayudó en la creación de Neon Genesis Evangelion y la graciosaSamurai Pizza Cats). Es una mezcla de fantasía, con horror sobrenatural, acción e historias tradicionales japonesas, y, a decir verdad, espectacular por donde se le vea.
Karas grabó en mi memoria algunas de las mejores secuencias animadas que haya visto. Tan solo la pelea inicial, mezcla inusual de 2D y 3D, es digna de admiración para los estudiosos del tema. Keiichi Sato, el creador, nos regala talento y maestría en cada escena.
El arte es oscuro en general, tanto en el diseño de los personajes, de rostros viles, angulosos, como en los escenarios, plagados de noche, sangre y muerte. La imaginería es una combinación de modernidad y tradición en un solo lugar. El traje del Karas es imponente, una suerte de cuervo-samurai impenetrable.
La historia no es compleja ni demasiado profunda, sino enredada, por lo que te recomiendo observar cada escena con lupa, reunir todos los detalles posibles, aguzar la vista y el oído en los diálogos, regresando de cuando en cuando a escenas anteriores, para armarte una buena idea de lo que el autor quiso decir. Y si no tienes paciencia para eso, aun la disfrutarás porque es asombrosa. Una recomendación más: no la veas a menos de 720p de resolución.
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