Hace mucho, mucho tiempo, una semilla infectó el Corazón del Bosque. El Dragón del Bosque descendió de la Luna. Frente al aliento rojo del Dragón del Bosque, la humanidad tembló. Frente a la lágrima verde del Dragón del Bosque, la humanidad sucumbió. Hace mucho, mucho tiempo, cuando las lágrimas del Dragón se secaron.
Agito corre en busca de agua; en realidad sólo quiere un poco para su padre. Es un recurso limitado en su ciudad, la llamada Ciudad Neutral, apenas alzada sobre las ruinas. Busca el agua a escondidas porque no le pertenece, ni a nadie que venga con él. El Bosque y sus cuidadores, resentidos por un pasado doloroso, no lo permitirán. La fortuna quiso que hallara algo más trascendental: el amor a Toola.
Toola despierta en un mundo que no le pertenece. Ella creció con mares, bosques y selvas, en el mundo donde tú y yo respiramos. Abre los ojos a una civilización que sobrevivió a un apocalipsis de esos que sólo la ciencia —la humanidad misma— podría provocar; cuando el ser humano ya no es amo y el Bosque su señor.
El amor de Agito es puesto a prueba por fuerzas que quieren otro equilibrio para el planeta. Toola, por supuesto, es la llave, el fiel de la balanza que se inclinará a favor de un nuevo orden. Otro tipo de búsqueda da inicio, y la batalla también.
Gin-iro no kami no Agito, o “Agito, el de cabello plateado” (en inglés Origin: Spirits of the Past), es una película de 94 minutos estrenada por los estudios Gonzo en 2006. Por su temática podemos considerarla distópica, un retrato post-apocalíptico con algunos elementos sobrenaturales.
La animación es fiel a la calidad acostumbrada por la gente de Gonzo. Una combinación equilibrada de CGI y animación tradicional, donde los fondos son verdaderos dulces para los ojos —sobre todo del bosque y Ciudad Neutral—. Es deslumbrante por momentos.
A pesar de esa magnífica infraestructura de animación, la historia no desarrolla su potencial. Queda a deber en profundidad porque poco convencen las motivaciones de sus personajes, también superficiales, enfrascados en clichés, sombras de los del gran Hayao Miyazaki —cuya influencia en el filme es evidente—. Sin embargo, merece la pena ser vista pues rescata metáforas y hechos presentes en nuestra época: el raciocinio del agua, el desequilibrio de la naturaleza originado por agentes humanos, que en realidad todos somos uno y lo mismo, y que nuestro entendimiento, aunque científico, es bien limitado.
Finalmente, quiero destacar que la película posee uno de los openings más espectaculares que he visto. Chouwa oto (With Reflection) es emotiva por sí sola en la voz de Kokia, pero acompañada por la fuerza narrativa de la animación, efectivamente estremecedora.
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