- Back to Home »
- 14 de febrero dia de San Valentin »
- Mordiéndome los labios
Posted by : senzeyramen
lunes, febrero 14, 2011
Sufrir por amor puede que no sea hasta una crueldad te dije, y me mordí los labios.
Nunca te preguntaste lo que podía ser mi vida diaria. Me soñaste incluso mal. Probablemente por estar demasiado centrado en la forma y la manera que la relación pudiese encaminarse. Se te olvidó incluso que tenía una mirada y una voz. Sabías que te mandaría una señal. Lo sé porque hace siglos que ya no recurro a las palabras sino al instinto primerizo. Curioso. Palabras y más palabras escritas y frente a frente siempre ese silencio ensordecedor. Te dije todo menos lo esencial, lo que viniste a oír.
(…) Suena el móvil, el lado opuesto de las ondas. Me decido a tomar el hilo de un joven deseo recién nacido. Cuando la luminosidad vuelva a iluminar la realidad, ya estaré todavía más al sur.
Ese « te deseo » que nuestros pensamientos dejan imprudentes a lo largo de nuestras bocas, bajo nuestras miradas, nunca supimos pronunciarlo.
¿Tu conversación ? A todo el mundo le importa un bledo en esos casos los temas de conversación. De todas formas nunca tuviste un tema de conversación. Sólo el hecho de oírte conversar te fastidia. Hablarse todos los días está de más. ¿Qué tendremos que contarnos después ? Tienes razón. Nada. Palabras y más palabras. Sólo palabras.
Ambos aprendimos el uno del otro pero no era necesario.
Río con facilidad alegre e indomable. No estoy quieta. Tú balanceas nervioso la pierna izquierda con un tic tic. No dejas de mirarme.
Silenciosa en estos casos, en los que el cara a frente es absurdo, me callo. Te asesino con la mirada… « eres muy fina » dices. Pero ya no hago ningún esfuerzo, excepto el de levantar montañas por quien de veras quiero. Y llega el avión. El resabio del calor de la vida hace resonar en el silencio un cielo desparramado de nuevas lunas por venir.
Un día pronunciaste las palabras de más, las que llegaron con el dulzor de algo que yo creía olvidado. Pronunciaste las palabras que no había que pronunciar. Pura pantomima a la que nos colgamos como títeres llevados por una fascinación mutua que no llegó a colmar el éxtasis amoroso, el deseo, las ganas, el instinto de posesión. Sólo hubo orgullo y el terror del miedo al abandono y al rechazo una vez más.
Un sentimiento nuevo se apodera hoy de mí , sólido y tan frágil que me desgaja de lo anecdótico, de los orgasmos mecánicos, de los amargos placeres de una huida.
Suelo escuchar poco, soy más de mirar, ver, observar y tocar. Siempre aprendí más viendo a los seres vivir que escuchándolos contarse. Cuando no tengo elección me pongo a escribirme, a escribirte. Ante el ensordecedor silencio de esta reflexión, que me dice que el vacío reside en mí, acepto con tristeza la conciencia que regresa hasta mis sienes y me digo de manera plácida y distante que mi vida por llegar habrá de contentarse a partir de ahora, a aceptarse y a vivir con mucha más inconstancia .